El llamado de Dios.
Existen varios llamados de Dios.
¡Cuál es el momento que vives en tu llamado!
Según Apocalipsis 17, 14. Nos habla del fin del llamado de Dios. Nos dice: Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá. Porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados, elegidos y fieles. Pongan atención a lo que dice este verso del apocalipsis. Llamados, elegidos y fieles.
Cuando sentimos un ardiente fervor por la palabra de Jesús. Y nos acordamos que Él nos condujo a aceptar su amor. Ese amor incomparable, incomprensible, persistente en nuestro corazón. Y por más tiempo que pase, ese amor crece aún más. Nos hace necesitarlo. Y llega el momento de decirle aquí estoy Señor Jesús. ¿Qué quieres de mí?
El llamado de Dios es de suma importancia. Por eso nos admiramos al decir: ¡Cuál es el momento que vives en tu llamado! Por las siguientes razones debemos conocer los llamados de Dios. Y preguntarnos:
¿Para qué nos llama Dios?
Según la palabra de Dios:
Primero: Para salvarnos.
Segundo: Para ser semejante a él.
Tercero: Para que seamos sus embajadores aquí en la tierra.
Cuarto: Para pelear una batalla.
Quinto: Para que estemos en su reino con él.
En resumidas cuentas:
¿Cuáles son los llamados de Dios?
Nos llama a ser salvos a través de él.
Nos llama a ser semejante a él.
Nos llama a ser sus embajadores.
Somos llamados a pelear una batalla constantemente contra el mal.
Nos llama a que estemos con él en su reino.
¿Cómo sabemos si somos llamados por Jesús?
Debemos nacer de nuevo. Debe haber un cambio, una transformación constantemente en nuestra mente y corazón.
El propósito principal, que Dios tiene es ser guiado por su Espíritu Santo constantemente, para que seamos como él.
Cuando sentimos el deseo de participar como colaboradores de su reino, debemos saber que somos sus embajadores aquí en la tierra.
Constantemente experimentamos una batalla contra el mal. Somos ejercitados para pelear una batalla final. Somos la sal y la luz de la tierra. Estamos invitados a conservar y preservar el mundo. Según nos anunció Jesús.
Por todo lo antes mencionado, somos hijos de Dios, y estamos llamados a participar con él en su reino.
¿En qué momento nos encontramos nosotros entre estos llamados?
¡Cuál es el momento que vives en tu llamado!
Existe un tiempo del llamado a seguirle. Cuando aceptamos a Jesús como salvador, somos llamados a seguirle, este es el primer llamado. En el cual, podemos pasar poco o mucho tiempo, hasta que logramos comprender, cómo nos salvó y que es él, es el único que nos puede salvar. No hay otro camino, no hay otra forma. No hay para donde agarrar. Estamos convencidos que Jesús es la justicia de Dios, nos ha salvado del juicio de Dios. Nos ha convencido de pecado, justicia y juicio. Juan 16:8.
Existe un tiempo del llamado a ser semejante a él. El segundo llamado es adquirir el carácter de Cristo. También podemos pasar poco y muchos años en esto. Dios quiere que seamos semejantes a él. Según nos dice: Primera de Juan 3,2. Para esto recibimos la guía de su Espíritu Santo.
Hay un tiempo en el llamado a conocerle. Aquí nos está llamando a ser colaboradores, a participar en sus propósitos, para que seamos sus embajadores. Hay un momento de preparación. En el conocimiento de Dios. Si resistimos al Espíritu. Dios lo hace constantemente hasta que comprendemos que este llamado es de Dios. Cada quien sabe cómo lo guía Dios. En su multiforme manera de realizar las cosas, él insiste. Pero tú tienes una participación. Debes buscar su conocimiento.
¿Cómo lo hace Dios para que lo comprendas? Coloca un sentimiento en tu mente. Lo que constantemente piensas hacer, investigas, estudias, indagas de Dios. Lo que se te ocurre, lo que te preguntas, lo que te gusta leer en la Biblia. Lo que te sucede y no superas. O lo superas con su ayuda. Eso es, por allí es donde Dios te guía. Puede ser que te lo confirme a través de un profeta. O a través de ti mismo si te ha llamado a ser profeta. Pero no sucede igual a todos. En esta preparación, hay una estrecha relación con el estudio sistemático de la Biblia. Debes leer constantemente la Biblia. Debe haber un ordenamiento al ministerio y debes ejercitarte en el Ministerio.
Esta etapa es de suma importancia. Porque algunos se apresuran, se adelantan. Y algunos no lo atienden, se mueren sin ejercer. Algunos piensan que Dios no los ha llamado. Y algunos creen que se les hizo tarde. Pero no es así. Acuérdate de Moisés. Pasaron 40 años para que Dios lo llamase al Ministerio. Y a los 80 años lo ejerce. Y muere después de 40 años. 40 años estuvo Moisés en el ministerio. Así que estás a tiempo. El hombre coloca límites. Pero en Dios no hay límites. Todo es a su debido tiempo.
Un tiempo es el llamado a serle fiel. Ahora ejercitando el llamado y el ministerio. Hay una lucha constante, primeramente, nuestros propósitos no se alinean a los propósitos de Dios con nosotros. Nuestros intereses obstaculizan a los intereses de Dios. Dios no puede estar presente cuando ponemos nuestros intereses por encima de los del.
Por otra parte, el mal que se avecina constantemente en nuestra vida. Nuestra misión es después de ser llamados, ser elegidos por Dios. Atendiendo el llamado. Es siendo fiel a Dios hasta la eternidad. Para ejercer ese llamado para Dios y no para nosotros, y los hombres. Para que Dios sea glorificado en medio de nosotros. Debemos colocar primero los intereses de Dios. Apo 17:14
También existe un tiempo en el llamado a su reino. Después de todo somos hijos de Dios, llamados a participar con él en su reino. Marc 4:11.
Por todo lo antes dicho:
¡Cuál es el momento que vives en tu llamado!
En conclusión. Tenemos varios llamados y se resumen en los siguientes: Un llamado a seguirle, un llamado a ser semejante a él. Un llamado a conocerle, un llamado a serle fiel y un llamado a participar de su reino.
¿En qué momento te encuentras hoy en este llamado? Si estás apresurado, o te has apresurado, no te preocupes, es momento de conocerle. Todos llegaremos a su conocimiento, ya sea aquí o en su reino. Si sientes que perdiste tu tiempo, no te preocupes. ¿Cuánto tiempo te queda? Empieza desde ahora. Si tu orgullo te embarga, porque has alcanzado muchas cosas, es hora de humillarte para ser semejante a él. Tienes que ser manso y humilde de corazón, como lo es él. Nunca es tarde, comienza hoy y no importa el momento donde te encuentres. Dios es fiel. Te llama a serle fiel. Amalgamado a él. Si estás a punto de partir, tu llamado es participar de su reino. No lo pienses más, es hora de hacerlo, acércate a Dios y él se acercará a ti. Todos tenemos el llamado a participar de su reino.
El llamado de Dios se refiere a que eres motivado por Dios a través de su Espíritu Santo, a cumplir los propósitos que él tuvo en tu creación. El llamado de Dios implica: Un llamado a seguirle, un llamado a ser semejante a él. Un llamado a conocerle, un llamado a serle fiel, un llamado a pelear una batalla final, y un llamado a participar de su reino.
Estás siguiendo a Jesús o aun no lo has hecho, es hora de hacerlo. Si has sentido estos llamados de seguirle, de ser como Jesús, de conocerlo, de ser su embajador, has tenido lucha constante entre tú y el mal. Piensas en su reino. Te invito a escuchar este mensaje. Te invito a que oremos.
Oración. Señor tú nos has llamado, tú que nos guías a la salvación, te queremos seguir y te hemos seguido, ahora Señor llénanos de tu conocimiento, a través de la lectura de tu palabra, ayúdanos a no ser ignorantes del conocimiento tuyo. A través de tu Espíritu Santo. A adquirir el carácter de nuestro Señor Jesús. Y guíanos al desarrollo del ministerio que tú has derramado en nosotros. Líbranos del mal, y permítenos serte fiel, al llamado que nos has hecho, hasta tu reino, Señor, en nombre de Jesús.
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